Tu infierno

El infierno que te atormenta,

es el mismo infierno mío.

 

Ya quiero arder en las llamas,

del mismo, junto a vos.

 

No hay obscuridad,

que me paralice, ni tormento

que me obstaculice a elegirte,

una y mil veces.

 

Las llamas del infierno,

me llaman y ya quiero ir

a su encuentro.

 

Quiero arder contigo amor,

y que el mismo diablo,

me bautice como hija suya.

 

Si es por tu amor,

me declaro hechicera,

para atraerte hacia mí.

 

Un conjuro del destino,

nos unió y ya no pienso

más que en caminar,

sobre las llamas contigo.

 

 

 

 

 

Tu piel

Necesito de tu sexo,

ese, que hace incendiar,

cada poro de mi piel.

 

Te quiero, así de perverso,

hostil y castigador.

 

Tu piel me llama,

y no quiero más que arder,

en el éxtasis de tu locura.

 

Necesito que me penetres

hondo y así sentir el bendito

orgasmo que me provocas.

 

Te quiero sobre mí,

haciéndome sentir una

mujer completa, sin prejuicios.

 

Tu boca me erotiza,

con cada beso que me das.

 

Te necesito, aquí y ahora,

no tardes que mi cuerpo,

te espera para encender,

la pasión, que un día,

nos unió.

 

 

El daño

Hasta hartas horas lloré,

por tu traición.

 

Tus mentiras me dan asco,

todo en tu vida es malicioso,

dañino.

 

Nunca hubiera imaginado,

que detrás de tu rostro,

embelesado por mí,

hubiera otra, ya en tu camino.

 

Me dejaste desolada,

confundida, desgarrada.

 

No puedo más que decirte,

que me fallaste, te fallaste,

inventando excusas para

que nada saliera a la luz.

 

Tu traición fue injusta,

deshonesta, inadecuada.

 

Yo, que te había amado,

tanto…

 

Ahora me marcho y te dejo

feliz con tu nueva vida.

 

No me esperes, no volveré,

no regresaré a ese sitio,

tu sitio, donde siempre,

me hiciste daño.

 

A vos

Te deseo mala fortuna,

mal de amores de por vida,

sufrimiento y desazón,

perversidad y muerte.

 

Por haber humillado,

ultrajado, burlado,

y mentir concuspiciosamente,

a una hija de Dios.

 

Ojalá que no prosperes,

en tus maldades y tu vicio,

sea el peor de los crímenes,

que hayas cometido.

 

Te deseo locura,

promiscuidad,

sexo desenfrenado,

y una cuota maliciosa.

de desamor.

 

Ojalá que no prosperes,

en tus proyectos y

caigan uno a uno,

tus actos criminales.

 

Te deseo la muerte

en vida y una crucifixión,

eterna.

 

Ya no regresaré

Y entonces, desaparecí

y no me buscaste.

 

Hui de ti, como un perro,

huye de un lobo,

rápido, sin altibajos.

 

Tu presencia ya me es

ajena, extraña, reseca,

como mis labios a punto

de partirse por la sequedad.

 

Tu falta de interés,

me hizo dar cuenta,

de que la única que

amaba realmente,

era yo.

 

Ya no me busques,

no me encontrarás.

 

Me fui a dormir,

bajo los pinos en flor.

 

Me fui de verás,

y ya no regresaré.

Tengo ganas de ti

Tengo ganas de ti,

de tu cuerpo, de tu sexo.

 

Quiero deshacer mis sábanas

contigo y que me contagies

de toda la lujuria que llevas dentro.

 

Hazme tuya, en mi cama

que te espera para que

me produzcas los mejores

placeres.

 

Tengo ganas de que

me tomes a la fuerza y

me llenes de orgasmos,

no improvisados.

 

Quiero verte en éxtasis

cuando te beso con mi

boca tu parte más viril.

 

Tengo ganas y deseo,

pasar una jornada llena

de placer junto a nuestros

cuerpos entumecidos

por la pasión.

 

Tengo ganas de ti. 

A mi eterna Cristina

El inmenso dolor,

que llevas dentro,

hace entumecer,

a toda mi alma.

 

El hostigamiento,

hacia tu persona,

perfora cada una,

de mis partículas.

 

El desasosiego con

el que te enfrentas

diariamente es atroz

y no tiene ningún doblez.

 

Cuánta fuerza erizas

de tus llagas que se

convierten en manantial

para tantos.

 

Tu fuerza es arrolladora

y tú carácter se impone

en cada discurso.

 

Que tus labios, nunca

dejen de pronunciar victorias

y tus puños se vistan de

pelea ante tal atropello

devastador del destino,

que quiso que una bala

no saliera por la inteligencia

de Dios.