martes, 1 de abril de 2014

El oficio del poeta

Escribir es como parir flores
diversas con tonos bajos y otros
de altos colores, oliendo la fragancia
de las mismas en el sótano del alma.

Es como querer resucitar a los
amores muertos, despedir a los
seres amados, querer marcharse
a tierras lejanas sin pasaporte ni visas.

Es como navegar en un río turbulento
que nunca define su rumbo y uno está
en la lancha o en el bote haciendo
peripecias para que no caiga la rima
alarmante ni el adjetivo mal usado.

Es como encender velas para festejar
un cumpleaños, una cita a ciegas,
o para pedir un deseo y que soplen todos
los vientos, los buenos, los malos y que
nunca se apague la llama.

Es como decir un te amo o un
te odio a gritos en un papel deshecho.

Es como fundirse con la pluma y ser
uno para transmitir los peores o los
mejores consejos.

Es golpear, gritar, matar, herir o
reparar, transformar, nacer, vivir
y dejar entre las letras el destino
de nuestro camino.

Tu presencia

Todos los días, espero que sean las cinco de la tarde, para, así, escuchar tu voz.   Llevás más de cien días de encierro, fue tu c...