Todos los días,
espero que sean las cinco de la tarde,
para, así, escuchar tu voz.
Llevás más de cien días de encierro,
fue tu culpa, lo sé,
pero ya es mucho dolor
que estés enjaulado, sin poder verte,
acariciarte.
Espero que la Justicia,
se expida pronto, para
volver a vernos.
Te extraño demasiado,
y acá las horas pasan lúgubres,
por tu lejanía.
Espero que al vernos,
después de tantas charlas
telefónicas, sea mágico y
duradero nuestro amor.
Yo te creo, que no vas a consumir más,
y yo no te voy a
dejar que caigas en esa trampa,
que tanto daño te hizo.
Te amo, mi amor
y te espero en esta
soledad gris, a la que sólo
le falta tu presencia.
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