lunes, 22 de abril de 2019

Mi ruiseñor




Escuchar tu voz es como
oir el canto de las sirenas en
una playa desierta.

Es como querer alcanzar el cielo
de una escalonada, con prisa y
sin pausa.

Es como endulzar el corazón
con voces imperfectas pero
a la vez tan perfectas como
el mismo cielo estrellado.

Es abrazar con ganas y fuerte
al que uno más ama.

Es querer escaparse del caos de la
ciudad y manejar hasta un bosque
arbolado, lleno del canto de los pájaros.

No me olvido que eres, tú el ruiseñor,
y yo, simplemente un jilguero, que te busca
desesperadamente e insiste con su canto entrar
en tus aposentos para desnudarte de desenfados y
traiciones.

Dejarte boquiabierto de calamidades pasionales y
de sabores exquisitos de tu cuerpo sobre el mío.

¡Déjame entrar ruiseñor!
¡Déjame hacerte mío!
Esta noche, ¡déjame entrar!.

Tu presencia

Todos los días, espero que sean las cinco de la tarde, para, así, escuchar tu voz.   Llevás más de cien días de encierro, fue tu c...