lunes, 3 de mayo de 2021

Sueño de Madrugada

  Sueño de Mirna, en una noche de verano, el cuál es enviado a su tía Mailén. Quien se encuentra subyugada ante una adversidad de la vida. Y ésta, es la desdicha  generada por la contrariedad del amor que alberga un desengaño de su pareja, luego de treinta años de compromiso. 

 

Querida Tía:

 

                  Hoy desperté como los demás días, al mismo horario, en la misma posición, en la misma cama y con la misma cara. Pero soñé, como no lo hacía hace tiempo. Soñé nítidamente y aún conservo aquél sentimiento que con palabras no podré definirlo tan exactamente.

 

Pero lo intentaré; eran sentimientos profundos de felicidad, armonía. Me encontraba desapegada de todo lo terrenal, de todo lo vano y de toda maldad y bondad.

 

Desperté y rogaba a Dios poder continuar en ese sentimiento, en ese sueño hermoso que tanto me enseñó. En esas sonrisas enormes de las que fui dueña por ese instante, pero mis ruegos no fueron escuchados. Tal vez Dios quiere que pueda expresarlos aquí, sobre este papel,  en este día y a tu persona.

 

              Comencé a caminar por calles de tierra, sintiendo el aroma a humedad de la misma, pisando su dura existencia con mis pies descubiertos, éstos respirando la vida y no el encierro de sus zapatos diarios. Mientras que mi cuerpo sólo se encontraba abrigado por su piel.

 

Yo sólo observaba sin pestañar la riqueza y hermosura de la misma, no podía explicarme como de allí se obtenía el alimento necesario para vivir, el trabajo de los hombres, las flores más bellas, los árboles más fuertes y hasta incluso ésta podía compartir su existencia, para dar paso a las aguas más puras y de distinto gusto. La de los ríos, mares y océanos.

 

              Mientras continuaba mi recorrido y aún mis ojos seguían abiertos, alcé la mirada hacia el cielo y quedé atónita, sin palabras, en silencio y con mucha paz. Observaba aquella infinitud, aquellas nubes en formas imperfectas pero con la mayor perfección que puede otorgarles el cielo y observé el color del mismo y no me explicaba ¡como toda la gama de colores se encontraba allí!, o casi toda .¡Y cómo las estrellas podían divisarse tan agradablemente aunque estuvieran lejos de aquí!. Cómo el sol le daba el toque mágico de luminosidad y la luna la más extraordinaria luz en plena oscuridad.

 

            Seguía mirando sin pestañar (aunque no entendía cómo lo podía hacer, seguí sin más ). Y comencé a alzar los brazos, a moverme con la libertad que siempre quise, a sentirme querida, más que querida, ¡amada!. Empecé a querer explicar este enigma del existir, pero como tantos hombres han querido explicarlo, y sólo se han logrado más hipótesis que realidades concretas, no me sentí frustrada, me sentí liberada.

 

 Libre para amar todo aquello existente, libre para vivir, para sentir el aire que tantas veces he respirado y nunca le he dado importancia. Libre para seguir cuestionándome acerca de todo aquello, sin cobrarle demasiada importancia a las conclusiones que pudiera llegar, libre de dolor que tantas veces me ha llevado a las huestes de las lágrimas, libre para seguir soñando pero con los pies pisando fuerte la tierra.

 

         Hasta que en un momento sin darme cuenta tropecé, caí de rodillas al suelo .Observé que se trataba de una piedra y a la vez comprendí que la tierra continuaba sosteniéndome, que tenía la fuerza que yo jamás podré calcular matemáticamente pero sí amar, amar que me podía aún levantar y seguir caminando, seguir existiendo y moviéndome gracias a la misma.

        Y caminando con dificultades, notando todo lo existente, se posó sobre mi una mariposa, ¡de las mas bellas que jamás haya visto!. Era de un color violáceo y con matices azules,  entonces me pregunté:

 

- ¿Cómo podía vivir tan intensamente, aún al no saber que esta noche quizá ya no existiría. ¿Cómo sabía que el polen era su alimento, si nadie se lo había explicado?.

 

 Y al fin brotó una pregunta en mi ser nunca antes cuestionada:

 

-¿Sería Dios el creador de esta esfera terrestre, de estos árboles, flores, animales, insectos y todo lo existente?. ¿Sería quién le enseñó a esa mariposa su destino y misión en esta tierra?.

 

Y si fuera así:

 

- ¿Yo como mujer habitante de este planeta no tendría algún destino a seguir ya comentado por Dios algún tiempo atrás, incluso antes de ser concebida?.

 

      Comencé a indagarme todas las preguntas inconclusas hasta el día de hoy por los seres humanos. Cruzaron por mi mente millones de teorías , de personajes que buscaron toda la vida una explicación a esta existencia y pensando, pensando, ya estaba abriendo y cerrando los ojos.

 

¡Y desperté.!,  desperté ,¡y quería regresar al mismo sitio!. Al mismo sentir pero sin preguntarme más nada, sólo sintiendo, existiendo, viviendo y ya no demorarme en mis pensamientos sino abriéndole la puerta a mi corazón que hace tantos años se encontraba aislado de todo sentimiento de amor, o tal vez. Yo  sólo le había atribuido a éste el cariño de una pareja, de un amigo, de mi familia, y hoy me hace reír éste pensamiento tan vago, tan aciago, ya que había comprendido que el Amor es total, es infinito.

 

     Sin demorarme más comencé mi día como todos los demás, tomé mi desayuno, mi baño de todos los días y salí a mi rutina diaria de trabajo, pero esta vez con la certeza de que el amor me rodea, de que el amor me sostiene y re establece,  que el amor cambia mi rumbo, como a una rosa de los vientos el mismo viento.

 

Y por primera vez en mi vida comencé a amar desde un árbol hasta un anciano, desde una flor hasta a un niño, desde una cucaracha hasta a mi peor enemigo. Desde el mismo mar hasta el agua que tomo en la oficina, teniendo en cuenta que debajo del cemento hay mucho más que tierra y sabiendo que más allá del cielo hay mucho más de lo que imagino.

 

Que no sé que será. Algunos lo llamaran Dios, otros La Nada, otros Universo únicamente, pero sé que esa fuerza cambió mi sueño en vida y mi infortunio en extremada alegría. Y hoy sé que vivo, sé que existo y aunque siempre caiga vencida en las garras del cuestionamiento, sé que algo de éste aprenderé, sé que algo más me llevará al amor”.

 

P.D.: Espero que esta carta abra tu interior. Con amor. Tu sobrina.

 

 

El gozo del entierro

Era ya de noche, las nubes habían dejado su paso a las estrellas, todo parecía estar normal. La familia toda reunida para el cumpleaños de Mia. La abuela le había preparado la torta de cumpleaños, los tíos llenos de regalos para ella. Y si no hablo de sus padres es que ambos habían fallecido cuando Mia tenía diez años, pero seguramente estaban contentos de su cumpleaños número veintiséis.

 

Mia no solía hablar de sus padres. Nunca había podido superar sus inexorables muertes,

por eso  los llevaba tatuados en su espalda, en el lado izquierdo. Porque ella decía que ese, como era el lado del corazón nunca los olvidaría y sus padres desde el cielo la cuidarían para que nadie le haga daño, pero tristemente le habían hecho mucho daño, principalmente los hombres o bichos depredadores, como ella solía nombrarlos.

 

Era el día de su cumpleaños y ella se sentía rara, no sabía muy bien que era lo que le pasaba, pero algo de extrañes sentía en todo su cuerpo.

 

Eran las 10 p.m. y estaba en su pieza recostada lateralmente, cuando comenzó a escuchar una voz que le decía:

 ``Mia, ya te queda poco tiempo``.

 

 Al escuchar esto Mia, empezó a taparse los oídos, pensaba que se estaba volviendo loca  pero la voz era cada vez más fuerte.

 

Hasta que un disparo por la espalda culminó con su vida.

 

Todos abajo en el comedor estaban esperando a que Mia se levantara para darle una sorpresa, pero pasaban las horas y ella no bajaba de su dormitorio. La abuela quien había cuidado de Mia durante estos últimos dieciséis años, se preocupó mucho y dejando a los invitados subió a ver a Mia.

 

Cuando abrió la puerta observó el patético panorama. Comenzó a gritar con toda su voz y los invitados subieron y no podían creer lo que estaban viendo.

 

 Mia estaba colgada de una lámpara y estaban sus pies morados como uva putrefacta, todos comenzaron a reírse a carcajadas. Porque como ella era de hacer esos chistes, macabros pensaron que era uno más de ellos, pero la abuela como pudo se subió a una silla y la descolgó.

 

Y todos allí se dieron cuenta que no se trataba de ningún chiste. Mia se había suicidado y nadie entendía nada.

 

Pero el gozo pudo más que la muerte, porque si se trataba de un chiste, éste si que le había salido bien. Y si se trataba de un asesinato también éste había sido un crimen perfecto y por sobre todas las cosas Mia ya no sufriría más por los bichos depredadores ni por el abandono de sus padres, ya que estaría con ellos.

 

Así que, ¿porqué no contentarse con su muerte?. Y fue así que velaron a Mia con una fiesta y todos comieron, bebieron y bailaron.

 

 

 

Sin relojes

 Juan, como todas las noches le recitaba un cuento, a su esposa Fernanda que él mismo inventaba. Ella estaba convaleciente debido al cáncer de útero que estaba terminando con su vida. Pero esa noche, su esposo Juan, le contaría un cuento que jamás olvidaría.

 

—Éste, comenzaba, así:

 

Sebastián todas las mañanas, se levantaba con el rayo de sol que aparecía en su ventanal. Ésto para él era costumbre porque odiaba los relojes, en realidad, odiaba al tiempo.

 

Al levantarse, hizo su rutina diaria: fue al baño y después a la cocina para preparar su desayuno. No era una mañana cualquiera.Era su cumpleaños, y para ésta fecha, nunca realizaba festejos porque lo ponían incómodo.

 

Después de tomar su desayuno fue directo al trabajo en dónde nadie se acordó de su cumpleañossto se debía a su falta de comunicación con los compañeros de oficina. Pero él no se molestó, ya que tampoco, simpatizaba mucho con ellos.

 

Terminó su día laboral y se dirigió al bar de la esquina, en dónde pidió lo mismo de siempre: una lágrima.

 

Mientras estaba esperando su pedido.Observó por la ventana, a una familia que estaba caminando alegremente. Por unos instantes, su corazón no sentía más que dolor, recordando a su familia que había muerto en un accidente de tránsito.

 

Sebastián, esperaba en la mesa del bar habitual, su lágrima. Tratando de imponer su mejor sonrisa, alrededor de los comensales que lo observaban tímidamente.

 

Hasta que: ¡Al fin llegó su pedido!, y al ser ese mismo día, el aniversario del bar.El mozo le obsequió un reloj.

 

 ¡Justo un reloj para Sebastián!, ¡qué gracia! Inmediatamente, lo guardó en su bolsillo para no tirárselo en la cara, al pobre mozo....Al terminar su lágrima, se fue caminando directo, hacia su casa. Llegó, se descalzó, y entretanto alguien toca el timbre.

 

Sebastián enfadado abre la puerta.

 

 — ¿¡Quién era!? Una compañera de su trabajo—.

 

Enseguida, le preguntó que hacía allí. —Ella le contestó agitada:

 

 ¡Te corrí todas estas cuadras para devolverte tu reloj!.¡Se te había caído y no me escuchabas cuando te gritaba!—.

 

A lo que Sebastián le contesta:

 

— ¡Ah!, perdón. Si querés, quedátelo, porque no uso relojes.Me lo obsequiaron en el bar.Así que, si es de tu agrado, te lo obsequio en este mismo momento—.

 

Su compañera, aún agitada por su presurosa corrida, le contesta:

 

—No gracias.Tampoco uso relojes porque me molesta el tiempo—.

 

Sebastián, ensimismado por la respuesta, le dice:

 

—¡Que coincidencia!. A... me pasa lo mismo.... ¿Querés pasar a tomar algo?—.

 

Ella le contesta algo sonrojada:

 

—Bueno, sí... pero... ¿sabés preparar lágrimas?—.

 

Sebastián, casi telepáticamente, le dice:

 

—Si, por supuesto.Me encantan las lágrimas, pasá—.

 

Los dos se quedaron horas conversando, con el reloj puesto encima de la mesa que acomodaba empáticamente sus dos lágrimas. El tiempo pasó y a ellos, parecería, que no les molestó”....

 

 

—Fernanda, al  terminar de escuchar el cuento de su esposo, le pregunta:¿Por qué entonces no usaban relojes? No logro comprender...

 

 

Esa sí, que es buena pregunta, mi amor...Es que, no existen relojes que puedan medir el tiempo del amor, de la compañía, del entendimiento. Éste cuento, es un claro reflejo de lo que siento por vos. Nuestro amor será eterno, y no habrá relojes que me impidan estar siempre a tu lado. Fernanda, con una lánguida sonrisa en su rostro, giró la cabeza y se durmió. Juan se acostó a su lado, besandole la frente como señal de despedida del mundo terrenal, y también se durmió.

 

Los dos esa noche, se durmieron con una lágrima que caía como una bendición, sobre sus párpados cerrados.

 

 

 

 

Tu sexo

Tu sexo pide mi sexo,

tu piel pide mi piel.

 

Y así abrazándonos

con nuestros cuerpos desnudos,

llegamos al elixir de nuestros orgasmos.

 

Porque estamos en llamas,

pidiendo el uno por el otro.

 

Este elixir nunca se acaba,

estamos desnudos y con ganas de

comernos a besos, a versos.

 

Las letras se sacuden de sudores

de espasmos, de placer.

 

Y así llegamos al culmine deseo

de dos amantes que se juegan,

hasta las vestimentas tiradas en el piso.

 

Esas que reposaran en el suelo,

 por una hora o más.

 

Bésame, que nos envidien de tanta locura.

viernes, 9 de abril de 2021

Ya no queda nada

Me hundo en un cementerio

de promesas sin cumplir.

 

Me hundo en el abismo

de mis sueños fracasados.

 

Me hundo en mi propio yo

colmado de contradicciones.

 

Me hundo en lo profundo

de mi sentir.

 

Ya no quedan lágrimas,

los ríos se secaron.

 

Ya no queda nada de lo

que un día fui.

jueves, 25 de febrero de 2021

Mundo colapsado

Entre jadeos intermitentes

mi boca susurra un orgasmo.

 

Estallo de placer y me devora

tu mirada cuando llego a ese momento.

 

Tu mirada de placer irrefrenable,

no me es indiferente ante tanta

suciedad que no hace más que limpiar

nuestros cuerpos consumidos en la

destreza de amarnos de esta manera,

neurótica, psicodélica y desquiciada.

 

Nuestros cuerpos brillan como dos

ardiles, brillan de  placer y en cada

orgasmo, invoco al santo que te consuela,

de tanto espanto en la vida real.

 

Conmigo puedes no contar las noches ni

los días.

 

Soy siempre fiel a tu llamada

del mundo oscuro que dejamos atrás cada vez

que nos encontramos.

 

Sacude mis ropas, sacude mis temores,

sacude mis preocupaciones.

Que yo lo haré con los tuyos.

 

En una noche  que nos devoraremos de placer y

besaremos la lujuria,

de sentirnos libres

 de este mundo colapsado.

 

Tu presencia

Todos los días, espero que sean las cinco de la tarde, para, así, escuchar tu voz.   Llevás más de cien días de encierro, fue tu c...