Sueño de Mirna, en una noche de verano, el cuál es enviado a su tía Mailén. Quien se encuentra subyugada ante una adversidad de la vida. Y ésta, es la desdicha generada por la contrariedad del amor que alberga un desengaño de su pareja, luego de treinta años de compromiso.
Querida Tía:
Hoy desperté como los demás días, al mismo horario, en la misma posición, en la misma cama y con la misma cara. Pero soñé, como no lo hacía hace tiempo. Soñé nítidamente y aún conservo aquél sentimiento que con palabras no podré definirlo tan exactamente.
Pero lo intentaré; eran sentimientos profundos de felicidad, armonía. Me encontraba desapegada de todo lo terrenal, de todo lo vano y de toda maldad y bondad.
Desperté y rogaba a Dios poder continuar en ese sentimiento, en ese sueño hermoso que tanto me enseñó. En esas sonrisas enormes de las que fui dueña por ese instante, pero mis ruegos no fueron escuchados. Tal vez Dios quiere que pueda expresarlos aquí, sobre este papel, en este día y a tu persona.
“Comencé a caminar por calles de tierra, sintiendo el aroma a humedad de la misma, pisando su dura existencia con mis pies descubiertos, éstos respirando la vida y no el encierro de sus zapatos diarios. Mientras que mi cuerpo sólo se encontraba abrigado por su piel.
Yo sólo observaba sin pestañar la riqueza y hermosura de la misma, no podía explicarme como de allí se obtenía el alimento necesario para vivir, el trabajo de los hombres, las flores más bellas, los árboles más fuertes y hasta incluso ésta podía compartir su existencia, para dar paso a las aguas más puras y de distinto gusto. La de los ríos, mares y océanos.
Mientras continuaba mi recorrido y aún mis ojos seguían abiertos, alcé la mirada hacia el cielo y quedé atónita, sin palabras, en silencio y con mucha paz. Observaba aquella infinitud, aquellas nubes en formas imperfectas pero con la mayor perfección que puede otorgarles el cielo y observé el color del mismo y no me explicaba ¡como toda la gama de colores se encontraba allí!, o casi toda .¡Y cómo las estrellas podían divisarse tan agradablemente aunque estuvieran lejos de aquí!. Cómo el sol le daba el toque mágico de luminosidad y la luna la más extraordinaria luz en plena oscuridad.
Seguía mirando sin pestañar (aunque no entendía cómo lo podía hacer, seguí sin más ). Y comencé a alzar los brazos, a moverme con la libertad que siempre quise, a sentirme querida, más que querida, ¡amada!. Empecé a querer explicar este enigma del existir, pero como tantos hombres han querido explicarlo, y sólo se han logrado más hipótesis que realidades concretas, no me sentí frustrada, me sentí liberada.
Libre para amar todo aquello existente, libre para vivir, para sentir el aire que tantas veces he respirado y nunca le he dado importancia. Libre para seguir cuestionándome acerca de todo aquello, sin cobrarle demasiada importancia a las conclusiones que pudiera llegar, libre de dolor que tantas veces me ha llevado a las huestes de las lágrimas, libre para seguir soñando pero con los pies pisando fuerte la tierra.
Hasta que en un momento sin darme cuenta tropecé, caí de rodillas al suelo .Observé que se trataba de una piedra y a la vez comprendí que la tierra continuaba sosteniéndome, que tenía la fuerza que yo jamás podré calcular matemáticamente pero sí amar, amar que me podía aún levantar y seguir caminando, seguir existiendo y moviéndome gracias a la misma.
Y caminando con dificultades, notando todo lo existente, se posó sobre mi una mariposa, ¡de las mas bellas que jamás haya visto!. Era de un color violáceo y con matices azules, entonces me pregunté:
- ¿Cómo podía vivir tan intensamente, aún al no saber que esta noche quizá ya no existiría. ¿Cómo sabía que el polen era su alimento, si nadie se lo había explicado?.
Y al fin brotó una pregunta en mi ser nunca antes cuestionada:
-¿Sería Dios el creador de esta esfera terrestre, de estos árboles, flores, animales, insectos y todo lo existente?. ¿Sería quién le enseñó a esa mariposa su destino y misión en esta tierra?.
Y si fuera así:
- ¿Yo como mujer habitante de este planeta no tendría algún destino a seguir ya comentado por Dios algún tiempo atrás, incluso antes de ser concebida?.
Comencé a indagarme todas las preguntas inconclusas hasta el día de hoy por los seres humanos. Cruzaron por mi mente millones de teorías , de personajes que buscaron toda la vida una explicación a esta existencia y pensando, pensando, ya estaba abriendo y cerrando los ojos.
¡Y desperté.!, desperté ,¡y quería regresar al mismo sitio!. Al mismo sentir pero sin preguntarme más nada, sólo sintiendo, existiendo, viviendo y ya no demorarme en mis pensamientos sino abriéndole la puerta a mi corazón que hace tantos años se encontraba aislado de todo sentimiento de amor, o tal vez. Yo sólo le había atribuido a éste el cariño de una pareja, de un amigo, de mi familia, y hoy me hace reír éste pensamiento tan vago, tan aciago, ya que había comprendido que el Amor es total, es infinito.
Sin demorarme más comencé mi día como todos los demás, tomé mi desayuno, mi baño de todos los días y salí a mi rutina diaria de trabajo, pero esta vez con la certeza de que el amor me rodea, de que el amor me sostiene y re establece, que el amor cambia mi rumbo, como a una rosa de los vientos el mismo viento.
Y por primera vez en mi vida comencé a amar desde un árbol hasta un anciano, desde una flor hasta a un niño, desde una cucaracha hasta a mi peor enemigo. Desde el mismo mar hasta el agua que tomo en la oficina, teniendo en cuenta que debajo del cemento hay mucho más que tierra y sabiendo que más allá del cielo hay mucho más de lo que imagino.
Que no sé que será. Algunos lo llamaran Dios, otros La Nada, otros Universo únicamente, pero sé que esa fuerza cambió mi sueño en vida y mi infortunio en extremada alegría. Y hoy sé que vivo, sé que existo y aunque siempre caiga vencida en las garras del cuestionamiento, sé que algo de éste aprenderé, sé que algo más me llevará al amor”.
P.D.: Espero que esta carta abra tu interior. Con amor. Tu sobrina.
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