Ni la vida, ni la muerte

Te extraño tanto,

que las palabras parecen

desvanecerse.

 

Siento tu fragancia,

en cada rincón de mi cuerpo,

desahuciado por tanta ausencia.

 

Quisiera que tu estadía,

en ese lugar violento,

lleno de locura, termine pronto.

 

Te necesito tanto,

que mis violetas lloran

por tu lejanía.

 

Te amo tanto,

que el cielo y su infinito

resplandor, ocupan todo

el amor que siento por vos.

 

Quiero que estés acá conmigo,

lejos de toda adicción y juntos

podamos construir un vínculo

fuerte, que no lo deshaga,

ni la vida, ni la muerte.

A la distancia

Estamos a la distancia,

sin olernos, sin tocarnos,

sólo hablando por teléfono.

 

Te extraño tanto,

que no me es suficiente,

escuchar tu voz,

unos diez minutos por día.

 

Te quiero, acá conmigo,

que podamos abrazarnos,

después de tanto encierro,

que sufriste.

 

No veo la hora de poder besarte,

y con ese beso, sellar nuestro amor,

por siempre.

 

Tú, chico del colectivo

Tu sonrisa me desnudó,

de prejuicios.

 

Tu tan avasalladora mirada,

me penetró de frente,

e hizo temblar cada una

de mis estructuras.

 

Tu ansiedad,

me llenó de expectativas

insanas que proliferan

en mi interior.

 

Tu cuerpo delgado,

hizo que sueñe por horas,

cómo sería hacerte el amor.

 

Tu pelo largo rizado,

me hizo sentir suavidad

en cada uno de mis pechos.

 

Tú, chico del colectivo,

me aliviaste ese día del dolor

que llevaba en mis entrañas.

 

Ojalá, pueda volver a cruzarte

para pedirte disculpas por mi

improperio y falta de educación

y brindarte un beso en la boca,

apasionado y así comenzar,

una historia de amor.

Te sigo esperando

 

Extraño aquellos años,

donde me escuchabas atento

y me hacías sentir una mujer feliz.

 

Te necesito más que nunca

y como siempre te sigo esperando

en mi soledad desesperada.

 

Extraño tu voz en mi balcón,

cuando hacías todo lo posible

para que te escuche.

 

Te necesito aquí y ahora,

que me hagas temblar de amor

y me lleves a tus aposentos,

a consolidar nuestro amor.

 

Te quiero en mi cama,

esa que tanto te espera

para que me llenes de orgasmos.

 

Quiero sentir tu piel

junto a la mía y llevarte

al punto de excitación que

te produzca una eyaculación.

 

Te amo más que nunca

y te sigo esperando.

 

Ven, que aquí estoy

para ti.

Cuarenta y cinco pastillas

 

Cuarenta y cinco pastillas

de nozinam.

 

Sí, lo hice por vos.

 

Por tu falta de interés

en mí, por tu indiferencia,

por tu desamor.

 

Cuarenta y cinco pastillas,

para poder olvidarte,

para arrancarte de mí,

para sostenerme en mi soledad,

no elegida.

 

No me morí, de miagro.

 

Sigo viva, pero ya no

me afectas, no me dueles,

no me molesta que estés con otra.

 

Sólo quiero empezar,

una nueva vida,

lejos de ti.

Tu infierno

El infierno que te atormenta,

es el mismo infierno mío.

 

Ya quiero arder en las llamas,

del mismo, junto a vos.

 

No hay obscuridad,

que me paralice, ni tormento

que me obstaculice a elegirte,

una y mil veces.

 

Las llamas del infierno,

me llaman y ya quiero ir

a su encuentro.

 

Quiero arder contigo amor,

y que el mismo diablo,

me bautice como hija suya.

 

Si es por tu amor,

me declaro hechicera,

para atraerte hacia mí.

 

Un conjuro del destino,

nos unió y ya no pienso

más que en caminar,

sobre las llamas contigo.

 

 

 

 

 

Tu piel

Necesito de tu sexo,

ese, que hace incendiar,

cada poro de mi piel.

 

Te quiero, así de perverso,

hostil y castigador.

 

Tu piel me llama,

y no quiero más que arder,

en el éxtasis de tu locura.

 

Necesito que me penetres

hondo y así sentir el bendito

orgasmo que me provocas.

 

Te quiero sobre mí,

haciéndome sentir una

mujer completa, sin prejuicios.

 

Tu boca me erotiza,

con cada beso que me das.

 

Te necesito, aquí y ahora,

no tardes que mi cuerpo,

te espera para encender,

la pasión, que un día,

nos unió.