Y entonces, desaparecí
y no me buscaste.
Hui de ti, como un perro,
huye de un lobo,
rápido, sin altibajos.
Tu presencia ya me es
ajena, extraña, reseca,
como mis labios a punto
de partirse por la sequedad.
Tu falta de interés,
me hizo dar cuenta,
de que la única que
amaba realmente,
era yo.
Ya no me busques,
no me encontrarás.
Me fui a dormir,
bajo los pinos en flor.
Me fui de verás,
y ya no regresaré.