Angustia, dolor,
desesperanza,
es todo lo que abriga
mi alma hoy.
Las palabras caen al agua
y se ahogan en un mar
de sufrimiento.
Ma saltan las lágrimas
de mis ojos,
y no encuentro consuelo,
en ningún cuarto de hotel.
La memoria se oxida
y ya no recuerdo,
cuando fue la última vez que fui feliz.
Las horas pasan lúgubres
y se marchitan todas las violetas hoy.
Ya no encuentro amparo
en las letras,
no me son suficientes.
Por eso hoy, la muerte
me llama a su encuentro
y yo le respondo con una sonrisa.
Tal vez la misma muerte,
sea mi consuelo, y me quite
todas las angustias del día de hoy.
¡Ven muerte!, ¡Ven a mí!