Te extraño tanto, vida mía,
que los días se hacen largos.
Tu ausencia impregna,
cada rincón de mi habitación.
No verte, no poderte
acariciar, ni besar,
me hacen una mujer triste.
Ya quisiera que salgas
de ese encierro, que tú mismo,
provocaste.
Pero no te culpo,
fue tu desolación,
la que te hizo consumir,
tantas drogas insanas.
Ahora, sólo le pido a Dios
que te sanes por completo
y así estar unidos y luchar
juntos, por un futuro mejor.
Estos días sin hablarte,
fueron de eterna agonía.
Extrañaba el tono de tu voz,
que hace palpitar, cada latido
de mi corazón.
Desearía que estuvieras,
aquí, conmigo y comernos
a besos.
Ya sé que falta poco
para que salgas del encierro,
pero yo, te amo tanto que
no puedo esperar,
ni un segundo más.
Quisiera tenerte entre mis brazos,
consolarte, vivirte, palparte.
Te extraño tanto, vida mía,
que los días parecen eternos
y mis ganas de verte se acrecientan,
cada día más.
Tengo fe en que saldrás,
de todo esto y todo
estará
bien entre nosotros dos.
Pintaremos el cielo de violeta,
y seremos felices,
para siempre.
Entre mis brazos,
ya no hallarás más soledad.
Tus heridas desaparecerán,
con tan sólo, un beso mío.
Junto a mí, tu adicción,
no te afectará,
porque juntos hemos de luchar,
para que no sientas más necesidad,
de consumir nada.
Mis besos y caricias,
harán de ti un hombre nuevo,
lejos del pasado que te condenó,
al encierro.
Mi amor te salvará,
de cualquier angustia y
decepción y juntos,
inmortalizaremos a las letras,
que nos harán,
perpetuar en el tiempo.
Extraño tus besos, esos,
que me hacían derretir la piel.
Extraño tu cuerpo, ese,
que me provocaba,
mil orgasmos, en mi libido femenina.
Extraño tu sonrisa, esa,
que me producía empatía.
Extraño tu aroma, ese,
que me penetraba en cada
hueso de mi pequeño cuerpo.
Extraño tus caricias, esas,
que me hacían delirar de placer.
Es que aquí, está todo tan oscuro,
sin ti, que las violetas se marchitan y
las heridas del pasado se abren de par en par,
porque vos no estás.
Quisiera verte, abrazarte,
tocarte, besarte, cuidarte y
que juntos, amándonos,
volemos, hacia el infinito.
Ya falta poco para vernos,
para sentirnos, para acariciarnos.
Las caricias que te haré,
te sanarán de toda adicción,
y envueltos en una tormenta
de pasión, esquivaremos muros y
fronteras.
Te siento tan cerca de mío,
cada día, que mis huesos helados,
por la desolación, ahora arden.
Arden de amor,
de esperanza para que te
recuperes.
Arden de vida para que construyamos
juntos, un futuro mejor.
Te amo, tanto, tanto,
que lograremos salir adelante,
y toda fuerza oscura,
quedará atrás.
Porque juntos,
nos amaremos,
como la Tierra al Sol.
Te extraño tanto,
que las palabras parecen
desvanecerse.
Siento tu fragancia,
en cada rincón de mi cuerpo,
desahuciado por tanta ausencia.
Quisiera que tu estadía,
en ese lugar violento,
lleno de locura, termine pronto.
Te necesito tanto,
que mis violetas lloran
por tu lejanía.
Te amo tanto,
que el cielo y su infinito
resplandor, ocupan todo
el amor que siento por vos.
Quiero que estés acá conmigo,
lejos de toda adicción y juntos
podamos construir un vínculo
fuerte, que no lo deshaga,
ni la vida, ni la muerte.
Estamos a la distancia,
sin olernos, sin tocarnos,
sólo hablando por teléfono.
Te extraño tanto,
que no me es suficiente,
escuchar tu voz,
unos diez minutos por día.
Te quiero, acá conmigo,
que podamos abrazarnos,
después de tanto encierro,
que sufriste.
No veo la hora de poder besarte,
y con ese beso, sellar nuestro amor,
por siempre.
