Nostalgias del día anterior,
donde entre sábanas desordenadas
estallábamos en orgasmos.
Orgasmos provocados
por la excitación de nuestros
cuerpos entrelazados,
con gemidos intermitentes
y caricias apasionadas,
Caricias agotadoras
que nos llevaban a
la pronta eyaculación
de nuestros miembros.
Miembros que se excitaban
al roce de nuestros cuerpos desnudos.
Desnudos estábamos los dos
y penetrándonos indecorosamente
como haciendo burla a la nostalgia
del día anterior.
Nostalgia provocada por el cinismo
de una ciudad enfurecida por la
falta de amor.
Falta de amor
que a nosotros nos enloquecía
entre sábanas de un sucio hotel.
Y así seguíamos corrompiéndonos
y burlándonos de una ciudad
que nos causaba desprecio.
Nosotros sabemos del placer.
Sí, lo conocíamos y lo conocemos,
hacíamos sexo entre los redobles
de una guitarra desafinada
en aquél hotel.
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