miércoles, 20 de abril de 2022

Nadie

Laberintos de angustia,

cruzan por todos los callejones,

de esta soledad enjaulada.

 

Vociferan los muertos,

que mi hora ha llegado,

y me complazco en el silencio.

 

Este silencio tan atroz,

que hace eco en todos los hoteles,

incendiados por la lujuria.

 

Los amantes me atacan por la espalda,

y me asfixian con sus orgasmos.

 

No encuentro la hora de mi muerte,

y me enloquezco cada vez más.

 

Estoy sola,

nadie me busca.

 

Nadie

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