lunes, 14 de noviembre de 2011

¡Guiso de lentejas!

Yo supuse de antemano el hecho de que hubieses vivido peor en otro lugar pero nunca entendì o predije porquè te sentìs tan bien en un sitio como este o sea en tu cama. Y suena el despertador con un chillido tan insoportable como una chicharra.
Amalia se estruja los ojos, se quita las lagañas separàndose los ojos que de tanto dormir les habian quedado pegados. ¡Noooo!, pero ¡maldita sea!, es el cumpleaños de Seba y no le hice ninguna sorpresa, tampoco le comprè un regalo, ¡por Dios!. Esto de trabajar toda la noche hace tres años seguidos me està haciendo muy pero muy mal, si fuese Seba mi vecino, compañero, o amigo soportarìa no haberle comprado nada. Pero es mi marido hace cinco años. ¿Lo entenderà?. Bueno si no lo entiende que se mate, hoy le preparo la cena y listo, creo que voy a quedar bien y ni cuenta se va a dar del regalo, ya que cocinar como nunca lo hago, en evidencia es todo un regalo.
Al fin se levantò de la cama, ya tenia todo arreglado. Se dio un buen baño y saliò de compras para la cena de Seba. ¿Pueden creer que estuvo todo el bendito dìa cocinando?. El tema es que Amalia tardaba para todo, era muy lenta por no decir lenteja que es lo que se le ocurriò preparar esa noche, si, nada mas ni nada menos que ¡Guiso de Lentejas!, era invierno en ese entonces, asi que màs perfecto y simple....imposible.
Para este entonces eran las siete de la tarde, ella debìa ir a trabajar al bar, asi que notificò al jefe su inasistencia en el dìa de la fecha porque estaba descompuesta. Porque si obviamente dejaba un dia de trabajo tenìa que ser por algo importante, y lo del cumple de Seba no iba a funcionar con su jefe.
Amalia entonces puso mùsica bien relajante, y empezò primero por maquillarse, luego por probarse que vestido eligiria (y todo por un ¡Guiso de Lentejas!), zapatos bien altos, con plataformas, perfume por aqui, perfume por allà. Y....¡Listo!. Eran las nueve de la noche para este entonces Seba debìa venir enseguida y ya todo estaba preparado para su llegada al home sweet home.
En eso suena el celular de Amalia. Hola mi vida, ¿como estàs?. ¡Feliz cumple amor!, tengo una sorpresa para vos. Ah...este...mirà mi vida, no te llamè antes porque no pude por el trabajo,  sabes que esto de ser taxista es complicado mucha gente loca por todos lados, pero los muchachos me invitaron a tomar unas cervezas y no se los pude negar, ademàs me regalaron un montòn de cosas que cuando llegue a casa te cuento. Mañana si queres lo festejamos los dos solos, hoy no puedo decirle que no a los muchachos.
Amalia para estas alturas no estaba escuchando nada en absoluto a su marido,  estaba focalizada en el ¡Guiso de Lentejas! que se comeria ella sola con su perro por mera intuiciòn.
Bueno amor no te hagas problema si, si, lo dejamos para mañana, ¡que te diviertas eh!, ¡pasala lindo!. Gracias por entenderme mi vida te amo mas que nunca, no me esperes temprano porque viste los muchachos son de tiro largo. Si, si, quedate tranquilo, chau.
Amalia yo te dirìa que tires ese ¡Guiso de lentejas! por el inodoro y te vayas a dormir.

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