sábado, 24 de febrero de 2018

El canto del ruiseñor




Lejos de ser una quimera,
el canto del ruiseñor se convierte
en ley, en impostura, en premonición,
en escándalo y escupitajo.

se convierte en un grito de salvación,
y exaltación,

en grito de amor.

y sacude con su canto encantado,
innumerables propósitos antes ya,
heredados.

resquebraja caminos llanos,
rodea terrenos turbios,
pedregosos y obstinados,

buscando desequilibrar las
leyes del tiempo y del espacio
nunca antes, por ningún humano,
consensuado.

el canto del ruiseñor no es ágil,
adivinatorio, ni tampoco,
puro espanto.

es un canto de coraje,
a golpes marcado,
por su propio destino,

escrito de antemano.


viernes, 19 de enero de 2018

#eraytiempodeposverdad




Y sucedió lo inesperado, aletargando
el tiempo transcurrido, entre espigas y espinas
que fueron clavadas en mis manos impedidas,
de pronunciar algún tipo de alarido en mi teclado
muerto de ideas y sentimientos, que se esparcían
como una herida, cada vez que mis dedos se acercaban
para acariciar su dolor, y así proliferar
en una sinfonía de letras, cercenadas de anomalías,
por falta de pan.

Hasta que una noche reveladora,
mis dedos se escabulleron
por el teclado agónico de inactividad,
y la herida se transformó
en un ruidoso grito de auxilio,
pidiendo clemencia, pidiendo caridad.

y los versos dilatados de tanta espera
convirtieron sus letras anómalas
en un retrato desolado que vislumbraba
nada más, ni nada menos...que lo verosímil,
de una realidad aumentada, demasiado desprolija,
despeinada, sucia y rota, como mi propia alma,
como mi rabia, como mi mente, como mi propia fe.

y así, mi alarido, fue grito de paz y grito de auxilio,
otorgando en versos cargados de espanto,
por un teclado saturado y agotado,
tan sólo, un atisbo de claridad,
a una triste, lastimosa y disminuida  

/era/ y /tiempo/ de /pos/verdad/

domingo, 3 de diciembre de 2017

La pre-valencia del tiempo



Sólo prevalece,
aquello que ha sido profundamente
querido, añorado, y nunca,
acontecido.

Sólo persiste en el  tiempo,
aquello que no ha sido consumado,
cómo el beso no dado, la mano no estrechada,
y aquél abrazo perdido, en algún que otro,
sueño.

Sólo persevera,
aquello que ha conocido la derrota,
frente al espejo de sus sueños marchitos,
fusilados, no perseguidos, y
ya, muertos.

Sólo resiste,
quién ha sabido enfrentarse
a su propio abismo, golpearse el alma,
desgarrarse por dentro,
empaparse de lodo, cubrirse de cenizas,  
y luego, ir en busca de otro camino,
de su propio camino,
su destino.

Tu presencia

Todos los días, espero que sean las cinco de la tarde, para, así, escuchar tu voz.   Llevás más de cien días de encierro, fue tu c...