y la luna en su
máximo esplendor se convirtió
en agua
cristalina.
Y así me di
cuenta de que el amor
que siento por ti
se agudiza en cada llanto
postergado.
Y también entendí
que el amor
no son migajas,
ni pasteles podridos
como tampoco
lluvia de lamentaciones.
Y entendí todo,
tu indiferencia,
tus promesas
incumplidas,
tus falsos
espionajes,
tu libertad para
hundirme,
en un pozo sin fondo.
Y ahí, en el
lapso de una huella amada
con otra huella
de maldad
me di cuenta de
todo.
Tú no eras para
mi.