Te extraño tanto, vida mía,
que los días se hacen largos.
Tu ausencia impregna,
cada rincón de mi habitación.
No verte, no poderte
acariciar, ni besar,
me hacen una mujer triste.
Ya quisiera que salgas
de ese encierro, que tú mismo,
provocaste.
Pero no te culpo,
fue tu desolación,
la que te hizo consumir,
tantas drogas insanas.
Ahora, sólo le pido a Dios
que te sanes por completo
y así estar unidos y luchar
juntos, por un futuro mejor.