se cubrió de tristeza.
Los reyes de la Tierra
padecieron el tormento
de las cadenas.
Los humanos incorruptos
saltaban de calle en calle
buscando un atisbo de vida vegetal.
Los animales poco a poco
comenzaron a morir y las aves
del cielo cayeron desde lo alto
del firmamento
y quedaron enterradas bajo tierra.
Los reyes pudieron soltar sus
cadenas pero no sus condenas.
Fueron juzgados por el poder
ancestral de sus vidas mal vividas
y pagaron la condena con la sangre
de su sangre.
El ejército entero se rindió
ante los seres humanos y
la vida vegetal poco a poco
comenzó a revivir con ayuda
de la lluvia.
Los animales comenzaron a respirar
y las aves del cielo volvieron a su
lugar.
La fuerza de la esperanza
y la verdad
comenzaron a reinar
y nunca más los reyes
su corona poseerán.