Por lo establecido a la ley
de ser una simple y pequeña
hormiga.
Me tomo el atrevimiento
de expresar mis mayores
condolencias a todos
los hombres y mujeres
de la Tierra que me han pisoteado
con sus elegantes zapatos.
Y por éste trágico accidente
he muerto y pedido que se expresara
mi más sentido pésame a esos hombres
y mujeres que un día serán como yo.
Y finalmente alguien,
los aplastará sin piedad.
Serán devorados por el cemento
que caerá ante sus ojos y sus pequeñas
patas serán a veces comida exótica
para
algunos turistas.
Debo despedirme sin antes decirles
y confirmarles que ya me encuentro
humano y tendré más cuidado con las
apreciadas hormigas.
Ya que un día,
fui igual que ellas.
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