Conformarse es matar
la vida, a cada segundo.
Es envolverse en una sábana
sin sudor ni aroma o usada.
Es coimear a la realidad
con el estupefaciente más
huidizo de la misma rutina
y declive existencial
No podemos ser,
dejar de ser,
sin existir por esencia y
sin vanidad.
Los semáforos no siempre
funcionan, a veces no nos salvan
de los accidentes.
Los tréboles a veces no traen
suerte y las caídas muchas otras
veces no nos sirven de lección.
No me conformo con la
necesidad de vivir la vida
como un soneto estructurado
y con una rima que apesta.
Quiero ser libre como
el verso libre, la poesía
libre y el amor libre.
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