¡Cállense voces altaneras!,
con poco argumento y
mucha perversidad.
No vuelvan más,
ni su política,
ni su falso amor.
¡Cállense voces malditas!,
que me hicieron tanto daño y
no me dejan ni reflexionar.
No vuelvan más,
les he dicho.
Nadie les cree sus falsas
intenciones y su poca
memoria.
¡Déjenme en paz!
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