El encierro me asfixia,
me perturba, me
condena,
a esta soledad no
elegida
pero consensuada.
Me trastorna el
vacío
de mi mente y mi
corazón.
La soledad es
infinita, innegociable.
Me digo a mi
misma,
que estaremos
bien ,
pero no me lo
creo,
la certeza es la
soledad.
Esta soledad que
no termina
nunca,
que no se quiere
ir al encuentro con otro
y ese otro no
está, no aparece.
Es la cuarentena
obligatoria
lo sé, ya pronto
pasará,
pero mi soledad
es de hace años,
que ya perdí la
cuenta.
Es mi consuelo
saber que algún otro me leerá,
me descifrará , me
amará.
Hoy no, pero tal
vez algún día.