Tus labios me erotizan,
hasta tal punto,
de hacerte sólo mío.
Cuando pasas tu lengua por mi cuello,
puedo sentir el infinito.
Tus ojos me apabullan,
cuando me miras de esa forma,
tan perversa.
Siento sucumbir todo mi cuerpo,
cuando me besas tan apasionadamente,
que siento llegar al orgasmo.
Te pido, te suplico,
que me hagas tuya,
para así condescender,
a mi deseo irrefrenable,
en una noche cualquiera.
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