Agazapada entre miles de sábanas
esperando tu llegada.
Esa espera dolorosa que hace
que todo a mi alrededor se vuelva oscuro,
insoportable, terrorífico.
Te espero en el abismo del dolor,
en la certeza de mis pensamientos,
en la oscuridad de mis versos,
en la sequía de mis letras
Letras que te extrañan, que te
hacen llover versos a borbotones.
De esa pasión que me conmueve,
que me paraliza, que me erotiza tanto,
que hasta el propio orgasmo me tiene envidia.
Envidia de querer besar tu cuerpo,
de comerlo, de devorarlo, de consumar
en una cama todos mis deseos más profundos.
Esos deseos que no se diluyen con el tiempo,
sino que se anticipan a tu llegada.
Ven por mí, o morirás
Ven por mí, o moriré
Pero ven, por mí.
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