lunes, 30 de enero de 2012

Des - Compostura


Brutalmente me despojo de una duda que me carcome hasta lo más ínfimo de mis huesos, mis entrañas, mis voluptuosidades, mis demandas, y de mis descomposturas intestinales. Me abstengo en decir estupidez alguna en esta nefasta y contraria circunstancia, llevando a cabo un discurso democrático y digestivo para mi alma y estomago que así lo requieren.

Hago un paréntesis en la foja decimo cuarta para dejar en claro que la demanda que le confiero al supuesto impostor por el daño y perjuicio hecho y desarrollado aquel veintisiete de noviembre,  del año quinientos veintiuno  antes de Cristo (Ya que si Cristo hubiese estado vivo lo hubiera matado a piedrazos por serpiente y lacra venenosa que se arrastra hasta los suburbios de cada mujer para el atractiva).

No me declaro inocente tampoco yo al respecto de esta declaratoria, por estúpida digamos, por crédula pensemos, por cagona (lo dice el retrete).

Así que Señor Juez me confieso portadora del arma de fuego en mi coche y luego de haber disparado ante la yegua de su amante, y también de haberlo matado a el. Pero dígame, ¿existe un juzgado moralmente civilizado que me  quite la frase cornuda de mi frente, pelotuda de mi consciente y cagadora por culparme de algo que yo no hice?

No señora, pero mas bien el cartel que ve allí arriba dice Manicomio, por si no se dio cuenta, que es justamente donde la llevamos para el resto de sus días por estomago culposo y descompostura verbal adquirida luego de un proceso psicópata persistente.







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