Tu cuerpo me habla,
me habita, me desea,
me enloquece,
me tienta, me hace surgir
mis demonios, toda mi lujuria.
Tu cuerpo me hace tiritar de
deseo, de agua ardiente que
nace de mis abismos,
me moja, me marea,
me excita, me arroja al infierno.
Tu cuerpo me hace desvanecer de locura
por tocarlo, por acariciarlo, por morderlo,
por quemarlo de todo mi fuego,
Tu cuerpo me vuelve loca,
me asfixia de placer.
Ese placer que se parece al
temido encuentro de dos cuerpos
convertidos en uno, en una noche de
insomnio que nos desvele
de tanto fusionar los mismos.
Tu cuerpo me hablará en todos
los idiomas que habitan al deseo.