El amor ha muerto,
las lloronas se preparan para su entierro,
los cuerpos agonizantes para las mortajas,
y cupido ha decidido que esta noche será su suicidio.
Música fúnebre entona la caminata,
en el cementerio la masa se mata,
los pájaros son heridos de bala,
y los árboles conspiran una falsa marcha.
Nadie puede entender,
cómo ni cuándo ha sucedido,
quien ha perjudicado a la magia,
y a las parejas que se amaban.
Muerte, tras muerte,
en cada latido,
en cada flechazo,
el amor se ha mutilado.
No comprenden los sabios,
ni los poetas,
ni los enamorados,
tampoco los ermitaños.
Pero el amor ha muerto,
y firmó su testamento,
para que nadie más,
vuelva a encontrarlo.