La reina del espanto,
se ha vestido de fiesta,
con sus manos arrugadas,
sus colmillos afilados,
y su compañera locura que la ve de cerca.
Tan de cerca que no parpadea,
no hay interferencias,
sólo una masoquista defensa,
de quien pueda entenderla.
Nunca fue honesta,
jamás hija predilecta,
ni dama de honor en ninguna iglesia.
Sólo la asesina coqueta,
que entre letras se oculta,
como la niebla, como el vapor,
como la serpiente venenosa,
que nunca la deja.
¡Oigánme he dicho!,
si no quieren padecer,
de esta altanera,
que por querer ser perfecta,
el espanto la acecha,
y se convierte en esta maléfica Reina.
lunes, 29 de agosto de 2011
sábado, 23 de julio de 2011
El amor ha muerto
El amor ha muerto,
las lloronas se preparan para su entierro,
los cuerpos agonizantes para las mortajas,
y cupido ha decidido que esta noche será su suicidio.
Música fúnebre entona la caminata,
en el cementerio la masa se mata,
los pájaros son heridos de bala,
y los árboles conspiran una falsa marcha.
Nadie puede entender,
cómo ni cuándo ha sucedido,
quien ha perjudicado a la magia,
y a las parejas que se amaban.
Muerte, tras muerte,
en cada latido,
en cada flechazo,
el amor se ha mutilado.
No comprenden los sabios,
ni los poetas,
ni los enamorados,
tampoco los ermitaños.
Pero el amor ha muerto,
y firmó su testamento,
para que nadie más,
vuelva a encontrarlo.
las lloronas se preparan para su entierro,
los cuerpos agonizantes para las mortajas,
y cupido ha decidido que esta noche será su suicidio.
Música fúnebre entona la caminata,
en el cementerio la masa se mata,
los pájaros son heridos de bala,
y los árboles conspiran una falsa marcha.
Nadie puede entender,
cómo ni cuándo ha sucedido,
quien ha perjudicado a la magia,
y a las parejas que se amaban.
Muerte, tras muerte,
en cada latido,
en cada flechazo,
el amor se ha mutilado.
No comprenden los sabios,
ni los poetas,
ni los enamorados,
tampoco los ermitaños.
Pero el amor ha muerto,
y firmó su testamento,
para que nadie más,
vuelva a encontrarlo.
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